lunes, abril 04, 2005

Carmelo

Carmelo caminaba por las calles, con la mirada clavada en el suelo, parecía que cada paso era el mismo que el paso anterior, tarareaba en su mente una canción, que recordaba de su juventud, Carmelo tenia 6 meses sin trabajo, y solo encontraba puertas cerradas, o simplemente el salario no era suficiente, para su creciente familia, una anciana se atravesó en su camino, Carmelo recordó haberla visto antes, seguro había sido así, San Juan, tenia sus personajes y esa señora era uno de ellos, seguro había sido de aquellas hermosas bailarinas de algún centro nocturno, que en su tiempo fueron la sensación, ahora solo era una pobre vieja loca, de la ciudad, que además de haber perdió el brillo de las lentejuelas, había perdido también el derecho a ser vista, pero Carmelo, en ese día, levanto la vista del suelo, y choco, con su mirada, (cualquier perito habría dicho que fue accidental, cualquier vidente hubiera dicho, que fue el destino) y ella le sonrió, y la canción en la cabeza de Carmelo, sonó mas fuerte, mientras regresaba su mirada al suelo.
Sin un calendario en la mano, sin duda cualquiera hubiera adivinado que temporada del año era, el aire tenia ese aroma a navidad, ese olor que a Carmelo tenia asqueado, tenia dos hijos que aun no entendían que papá era quien traía lo que comían, y una esposa que con ternura, lo apoyaba y eso hacia que Carmelo se sintiera aun peor, y seguía tarareando su canción mientras caminaba por las calles de concreto desgastado, tenia dos horas caminando por la misma manzana, y no se había dado cuenta, hasta que de nuevo vio a la señora que le robo una mirada, recordó que cuando la vio a los ojos, olvido todos sus problemas, de algún modo Carmelo quería olvidarse de todo, perderse en los ojos de aquella anciana, no era mala idea, pensó mientras caminaba por la misma manzana, cuando de pronto, un niño se atravesó por el camino, y callo frente a él, así que por instinto le tendió una mano, para ayudarlo a ponerse en pie, con los ojos inundados en agua, y una sonrisa de alivio, el niño clavo su mirada en Carmelo, provocándole un escalofrió profundo era la misma mirada de aquella anciana, pensó mientras, se quedo parado a mitad de la calle, despertó de su sueño, cuando escucho las campanadas de la iglesia, era hora de ir a casa, y cuando pensó eso, callo de nuevo el peso de la responsabilidad, sobre los hombros de Carmelo.
Mariela vio a Carmelo, llegar a casa, con 20 años más, así que lo recibió antes de llegar a la puerta, levanto la cara de Carmelo con sus manos, clavo su mirada en sus ojos, y Carmelo sonrió, encontró su mirada, Carmelo la abrazo y canto la canción que había tarareado todo el día, por fin había recordado la letra.

No hay comentarios.: